En una calle solitaria había un pequeño cachorro en tranquilidad. No pude evitar sentir lástima por él debido a la melancolía y la mansedumbre en sus ojos. El perro no tiene dónde vivir, no tiene hogar y nadie sabe siquiera que existe.
El perro se acercó a una comisaría cercana y pidió ayuda. No estaba seguro de si alguien lo aceptaría, pero el perro no tenía muchas opciones. El perro se acercó y llamó a la puerta de la comisaría con pasos de niño.
Afortunadamente, un policía que estaba cerca oyó el golpe y, cuando abrió la puerta, vio a un perrito deprimido que lo miraba fijamente y suplicaba ayuda. Tenía el corazón bien puesto, pero no podía rechazar un regalo tan considerado.
—Tío, ¿por qué estás aquí? —preguntó el oficial de la ley en voz baja. El pequeño perro meneó la cola y lo miró con esperanza. Decidió recoger al perro y llevarlo dentro de la base porque ya no podía soportarlo más.
El cachorro se ha unido a la familia de la comisaría. Ha demostrado ser un compañero fiel y cariñoso desde el principio. Rápidamente despertó el interés y el cariño de los demás agentes.
Desde que fue adoptado por un oficial de policía, la vida del perro ha dado un giro dramático. El nombre Lucky se le dio para representar la buena suerte y las nuevas oportunidades en la vida. Lucky se ha convertido en la fuente.