Para muchas personas, se trata de la copa de vidrio más espectacular que jamás se haya hecho antes de la era moderna. Todo en ella es digno de admirar, el acabado, los bordes y las figuras que se entrelazan. Sin embargo, lo que más llama la atención es el impresionante cambio de color que presenta.
Los expertos que han analizado la misteriosa copa de 1600 años, destacan además de su belleza sin igual, la habilidad de quienes la construyeron. Sin duda, los artesanos que la fabricaron debieron tener un conocimiento muy avanzado para poder crear una pieza tan exquisita.
¡Una copa milenaria muy particular!
Durante la década de 1958, el prestigioso Museo Británico adquirió una de las piezas de orfebrería más extraordinarias fabricadas por el hombre. En el mundo del arte se le llama la Copa Lycurgus o Copa de Licurgo, la cual data del siglo IV d.C. y presenta unas características muy particulares.
El trabajo de artesanía que se aprecia en la copa es excelente, por dentro es muy suave, mientras que por fuera se realizaron cortes y grabados minuciosos. Fueron hechos con el mayor de los cuidados, para que tuviera la forma de una estructura decorativa. Es como si diera la impresión de que una jaula está rodeando el interior de la copa.
También se les conoce con el nombre de Copas de Jaula, siendo fabricadas en su mayoría por orfebres romanos. Unos verdaderos artistas que aplicaron una técnica muy novedosa que durante siglos asombró a muchos expertos. Sobre todo porque la copa, guardaba un extraño secreto óptico en su interior.
Orfebres romanos: ¿Pioneros en nanotecnología?
Por muchos años las personas que tenían la oportunidad de apreciar la extraña copa, quedaban atónitos por la forma que cambia de color. Sí, cuando se expone a iluminación normal, puede verse el vidrio de color verde jade. Mientras que, al colocarle la luz desde la parte de atrás, el color del vidrio se torna rojo rubí.
Ese cambio de tonalidad mantuvo a los expertos, a lo largo de varios años, con cierta incertidumbre sobre la verdadera naturaleza de la copa. Algunos dudaban que realmente fuera una copa de vidrio, llegando a considerar que más bien fuera una especie de piedra preciosa.
Finalmente todas las dudas se aclararon en el año 1990, gracias al aporte de los investigadores ingleses encargados de analizar la misteriosa copa. Luego de las pruebas efectuadas con microscopio, se determinó que los orfebres romanos impregnaron el vidrio con diminutas nanopartículas de oro y plata.
Ese proceso lo realizaron reduciendo el tamaño de esas partículas hasta en 50 nanómetros su diámetro. Para tener una mejor idea, eso podría ser el equivalente a mil veces menos de lo que representa el tamaño de un grano de sal. ¡Una escala impresionante para aquel entonces! Pero la copa posee más técnicas increíbles.
¡Un proceso controlado y muy cuidadoso!
Reducir el oro y la plata a ese micro tamaño hace 1.600 años, sin dudas que es de otro nivel. Solo que esa técnica por sí sola no garantiza de forma automática los cambios de tonalidad en la copa. Se requiere de otros métodos adicionales muy precisos para lograrlo.
Por eso, los artesanos romanos debieron trabajar con un proceso controlado y muy cuidadoso, al añadir de manera perfecta las cantidades de las partículas de metales al vidrio.
Su constructor logró controlar factores como el tamaño de las partículas, el estado de concentración de los metales, así como su oxidación. También el tiempo, la temperatura y otros elementos. ¡Nada fácil!
Otros ejemplo de nanotecnología antigua
La historia está llena de hechos asombrosos e impresionantes, tal como lo demuestra la copa misteriosa de hace 1.600 años. Quién se habría imaginado que los primeros pasos de la nanotecnología se dieron hace miles de años. Hay pruebas que así lo confirman.
Por ejemplo, las espadas de acero de Damasco fabricadas en Oriente Medio alrededor de los siglos III y XVII. También se puede mencionar el pigmento azul anticorrosivo desarrollado por la cultura Maya, durante el 800 d.C.
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Hasta ahora no se sabe como este fabuloso objeto llegó a Francia, pero su hallazgo fue mencionado por primera vez por un escritor francés en 1845. Posteriormente se registró que la copa fue propiedad de la familia Rothschild en 1862, quienes luego lo vendieron al Museo Británico.
Aplicaciones a futuro
Un estudio publicado en Proceedings of the National Academy of Sciences of the United States of America confirmó que el efecto producido en la copa se llama dicroísmo. Este podría ser la base para desarrollar otro tipo de tecnología moderna aplicada a hologramas e innovar en técnicas de difracción y de esta forma incrementar la cantidad de información que pueda almacenarse en sensores y dispositivos ópticos.
Aun en la actualidad no se sabe cómo hicieron lograron los artesanos del siglo V implantar esta tecnología. Es posible que en ese entonces, las culturas antiguas desconocieran que estaban trabajando con nanotecnología, aunque dominaran la técnica de las nano partes. Pero lo que no puede negarse es el impresionante arte tan exquisito que desarrollaron con la Copa de Licurgo.
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