Una historia devastadora de apoyo amoroso en las circunstancias más difíciles entre un hombre sin hogar y su perro ha puesto el mundo patas arriba.
No es más que la cara triste de una sociedad deshumanizada que parece ignorar el dolor ajeno, haciendo propia la tristeza de la gente en las calles y el desamparo de los animales.
Definitivamente, parece que no es como ellos, y no se hace nada para cambiarlo, incluso cuando la vida de otras personas se apaga.
Este desafortunado caso se ha convertido en un recordatorio de lo especial que es la relación entre un perro y su dueño.
Lυlo era un hombre que vivía en la calle, su vida no era nada sencilla y una serie de problemas le obligaban a vivir pidiendo ayuda a los demás para poder alimentarse.
El pobre vagabundo sobrevivió en la ciudad de Severo, con su perro, en Brasil.
Lo había perdido todo, pero en medio de esos días difíciles ganó una amistad verdaderamente preciosa.
Biпgo, un perro que tampoco tenía hogar, se le acercó y se hicieron mejores amigos. Pero, cuando llegó la estación fría, las cosas se pusieron mucho más difíciles.
“Los cachorros siempre están ahí. No les importa la riqueza o la pobreza de sus dueños. Eso es amor”, afirmó el interlocutor emocionado.
Un cachorro nunca mirará tu bolsillo, solo te dará amor en proporción hasta el final
A pesar de lo poco que tenía, Lolo se propuso juntar algo de dinero para llevar a Bigo al veterinario.
Hacía mucho frío y también quería comprar una manta, pero para él lo más importante era cuidar la salud de su perro.
Ambos se caracterizaban por su amistad, por lo que un alma caritativa le hizo un regalo para que pudiera sobrellevar las inclemencias del tiempo.
Pero desafortunadamente alguien lo robó y quedó expuesto a temperaturas gélidas.
“Todas las ciudades deberían tener refugio. No importa la situación, todos merecen tener un techo sobre sus cabezas por la noche”, dijo otra persona.
Los mejores amigos no tuvieron más remedio que abrazarse el uno al otro en busca de calor.
Antes tenían dos camisetas para abrigarse, pero ahora solo les quedaba una. Una noche, que quedó registrada como la más fría del municipio, Lolo y Biago murieron, porque fueron privados de lo mínimo que necesitaban para preservar sus vidas.
La razón era que simplemente no podían soportar las bajas temperaturas. Fueron encontrados fuertemente abrazados.
“Esto es el colmo. Son seres vivos como nosotros y nadie debería quedarse expuesto al frío y durmiendo en las aceras. ¡Grita al cielo! dijo otra persona, indefensa.
Usaron un cartón para intentar protegerse, pero todo fue en vano. El frío fue despiadado con ellos y quedaron completamente congelados. La imagen fue muy triste y muchos comenzaron a preguntarse si realmente se podría haber evitado.
“Qué triste. Deberíamos tener un poco más de amor por nuestros vecinos para que esto deje de suceder”.
Vivir en la calle no es fácil. Lolo y Biego pasaron sus últimos días dándose cariño y apoyo.
No le costó la ayuda que tanto necesitaba, pero se marcharon del brazo, confiados en que siempre estaría a salvo y que se protegería. Lamentablemente, esto no fue suficiente.
“Lo mínimo que pueden hacer los gobiernos es crear un refugio para el engaño”.
A través de estas largas reflexiones, decidieron enterrar a la querida pareja de amigos. Ahora, sus restos reposan en el cementerio principal. Y juntos disfrutarán del otro lado del arcoíris, sin pasar un solo día más de hambre, frío, diferencia y rechazo.
Esperamos que su historia siga viva en la memoria de muchos para recordarnos la importancia de ayudar a los demás. Un simple gesto como regalar un abrigo puede salvar la vida de alguien.
Lυlo y Biпgo merecen que se conozca su historia para poder luchar por ella de mejor manera. ¡Basta de tanta estupidez!